martes, 18 de junio de 2013

La Odisea del velero Herzogin Cecilie



Los marineros que no regresaron

Esta historia está relacionada con algunos de los tantos hechos que ocurrieron en nuestras costas chilenas durante la Primera Guerra Mundial, en donde la flota alemana e inglesa navegaban por todos los mares dándose caza los unos a los otros por el poder marítimo.

El velero “Herzogin Cecilie”, o como se la conocía más cariñosamente, “La Duquesa”. Era una barca de cuatro mástiles de acero construido por Rickmers de Bremerhaven en 1902 como buque escuela para Norddeutscher Lloyd (línea Lloyd del norte de Alemania), de 334 pies y 8 pulgadas de largo (102,01 m), con una manga de 46 pies y 3 pulgadas (14,10 m) y un calado de 24 pies y 2 pulgadas (7,37 m) con un tonelaje bruto de 3.242 toneladas. Fue lanzado el 22 de abril de 1902 y la finalización de su obra en junio de ese año.

A diferencia de otros barcos mercantes contemporáneos alemanes, los Flying-P-Liner negros de la Compañía F. Laeisz of Hambuerg o los barcos verdes de Rickmers Line, el “Herzogin Cecilie” estaba pintado en blanco. Fue uno de los veleros (windjammers*) más rápidos jamás construidos: con un registro de velocidad de 21 nudos en Skagen (Dinamarca).
 
Los "negros" de la Compañía Flying P Liner
 
Los "verdes" de la Compañía Rickmers


Números Oficiales y Código de Letras
Los números oficiales fueron un precursor de los números de la IMO. El “Herzogin Cecilie” tenía el número oficial de Finlandia 703 y utilizaba el código de Letras TPMK.


Escudo de Norddeutscher Lloyd



La Odisea
El imponente velero “Herzogin Cecilie” zarpo del puerto de Havenbremen, con treinta y cinco cadetes motes (“Schiftjunge”) de la Escuela Náutica de Bremen, éste era su primer embarque.

Los cadetes de segundo año (“Light Matrose”) y los de tercero (“Matrose”), ya habían experimentado el rigor y los sacrificios que la vida en el mar les exigía y habían aceptado el desafío de convertirse, algún día, en marinos de verdad.

Ya habían vivido tristes despedidas y largas ausencias, pero también habían disfrutado de felices retornos y cálidas bienvenidas.

 Los siete brigadieres (“Obermatrose”) sentían, además, el orgullo de haber sido elegidos como instructores, para traspasar sus conocimientos a los nuevos cadetes. Terminado este viaje quedarían en tierra terminando sus estudios, antes de entrar al servicio de los barcos de la Norddeutscher Lloyd de Bremen.
 

Otro era el sentimiento de los tres pilotines chilenos que formaban parte de la dotación. Después de haber egresado de la Escuela de Pilotines, habían sido seleccionados para embarcarse durante tres años en este buque escuela, gracias a un convenio con la Escuela Náutica de Bremen, y ahora retornaban definitivamente a casa.


Fotografías aparecidas en la revista Zig-Zag en 1911


Sin embargo, esa gris y lluviosa mañana del 5 de Mayo de 1914, ninguno de los que ese día iniciaban su navegación hacia puertos chilenos podía imaginar el inesperado desenlace de este viaje.

El 25 de Julio de 1914, después de ochenta días de navegación, la esbelta figura blanca del imponente velero de cuatro palos “Herzogin Cecilie” hacía su entrada en la abrigada bahía de La Herradura. Allí, el bergantín de 94,49 metros de eslora y 3.242 toneladas de registro bruto descargaría las 2.500 toneladas de carbón que traía desde Nordeham, destinadas a la fundición de Guayacán.

Edificio principal de la NDL
A bordo todo era alegría. En el puerto, jóvenes alumnos de la Escuela de Pilotines de la Marina Mercante Nacional y los padres, familiares y amigos de los tres pilotines chilenos se habían congregado en el muelle para darles la bienvenida.
Pañuelos blancos y banderitas chilenas agitados al aire se mezclaban con las de color blanco-rojo y negro de algunos miembros de la colonia alemana.
 
A pesar de las dificultades propias de la navegación, la travesía había sido todo un éxito.

Los cadetes de primer año habían tenido su bautismo de fuego y después de cruzar los océanos y dar la vuelta al Cabo de Hornos soportando las inclemencias del tiempo, ya se sentían verdaderos marinos.
Los más antiguos habían crecido en su formación profesional y después de este segundo o tercer viaje, se sentían mucho más preparados para la vida en el mar. Ningún accidente que lamentar. Ninguna baja en la dotación. Todo perfecto.


Sin embargo, no serían los peligros de la naturaleza en el cruce de los océanos los que cambiarían definitivamente el destino de los cadetes, sino los sucesos políticos que convulsionaron Europa y que arrastraron al mundo entero a las consecuencias de la más cruenta tragedia bélica.

El 28 de Junio de 1914, en Sarajevo, es asesinado el Archiduque de Austria Fernando Francisco y este hecho, de connotación netamente política, sería el detonante de la reacción en cadena de las potencias europeas que encontraron propicia la oportunidad para zanjar, por la vía armada, sus múltiples y variadas diferencias derivadas, principalmente, de cuestiones hegemónicas y territoriales.

A la declaración de guerra de Austria- Hungría a Serbia, siguió la de Alemania a Rusia y después, de Alemania a Francia hasta que, el 4 de Agosto, Inglaterra declara la guerra a Alemania.

El peligro que significaba para la dotación del buque-escuela, navegar en medio de un escenario marítimo de alto riesgo bélico constituía una gran responsabilidad para su capitán Dietrich Ballehr, por lo que la Norddeutscher Lloyd, le ordenó solicitar la protección del gobierno de Chile, como país neutral, procediéndose a su “internación”, de acuerdo a las normas del derecho internacional, tal como ocurrió, en diversos puertos del país, con otros barcos mercantes alemanes, incluso, con la tripulación del famoso crucero "Dresden", hundido en Juan Fernández.
Crucero SMS "Dresden"
Este status jurídico mantuvo al velero alemán fondeado durante seis años en la bahía de La Herradura en Coquimbo, hasta que el 12 de Agosto del año 1920 fue autorizado su zarpe de regreso a su patria para ser entregado a Francia como parte de las compensaciones de guerra.

Al zarpe, cincuenta y ocho de los cadetes que se habían embarcado en Alemania ya no estaban a bordo.

 Dos habían fallecido y sus cuerpos enterrados en el Cementerio de Coquimbo. Dieciséis habían abandonado subrepticiamente el buque hacía cuatro años, para unirse a la increíble aventura de la legendaria barca “Tinto”, formando parte de su tripulación, junto a ocho marinos de la dotación del “Dresden” y cuatro hombres de la dotación del vapor “Göttingen”.
 
El resto de los cadetes, sin esperanzas de un pronto retorno a su patria, en el curso de estos seis años de “internación”, poco a poco se fueron desembarcando.

A sus edades, seis años es demasiado tiempo; para muchos de los cadetes representaba un tercio de sus cortas vidas.
Ayudados por nuestra tradicional hospitalidad, este puñado de jóvenes alemanes poco a poco pudo ir construyendo lazos con nuestra Patria.

Fueron numerosas las familias que les brindaron cálida acogida. No sólo familias de origen germano sino también numerosas familias chilenas e incluso, algunas, de origen anglo.
Muchas de estas personas les abrieron las puertas de sus corazones, de sus hogares y les brindaron su generoso apoyo en el campo laboral.

Duquesa Cecillie de Mecklemburgo, princesa heredera de Prusia, en 1908,
por quien fue nombrado el buque.



Este grupo de muchachos formado en el rigor de la vida en el mar constituyó un valioso aporte para las fábricas, negocios, empresas, y demás actividades productivas y de servicios en las que fueron acogidos, lo que les permitió integrarse plenamente a la vida nacional en las más diversas actividades laborales, económicas y sociales a lo largo de todo el país.
Aquí formaron familia y tomaron a Chile como su segunda patria.

Sus descendientes chilenos, cuyos apellidos germanos nos recuerdan el origen de sus progenitores, sobrepasan hoy el millar, entre hijos, nietos y bisnietos y se encuentran repartidos en los más diversos puntos del país desarrollando variadas actividades. Entre todos ellos existe el nexo común: Llevar la sangre de un cadete del "Herzogin Cecilie".


Marineros limpiando la cubierta (1934?)
 

 
Epilogo de la nave.
El velero “Herzogin Cecilie” luego de ser entregado a Francia trato de ser recomprado por los alemanes, pero fueron rechazados de plano, y finalmente pasó a ser propiedad finlandesa, siendo comprado y comandado por el capitán Gustavo Erickson de Mariehamn. Bajo su propiedad el “Herzogin Cecilie” llevo carga de todo el mundo, pero fue la “Carrera del Grano” de Australia que lo hizo famoso.
Parte final del itinerario del velero
 En 1936 la "Duquesa” comenzó lo que iba a ser su último viaje y la última Carrera del Grano. Desde el puerto Lincoln en Australia a Falmouth Inglaterra, le tomó sólo 86 días, superando cómodamente a su rival más cercano, el Pommern, por siete días enteros. Sus órdenes eran de Falmouth proceder a Ipswich (costa Este de Inglaterra) para descargar su cargamento de grano, pero dos días después, en la madrugada del 25 de enero, en una espesa niebla y un mar agitado el “Herzogin Cecilie” toca fondo en el islote de rocas llamado Ham Stone Rock  y es arrastrado a la deriva hacia los acantilados de Bolt Head en la costa sur de Devon, a pocas millas de Salcombe. El barco es golpeado fuertemente en su bodega de proa. Por efecto de este golpe se inclina de cabeza y comienzan las cubiertas a inundarse.

Vista actual de las Ham Stone Rock

Durante siete semanas, el “Herzogin Cecilie” yacía abandonado mientras sus cuatro y media toneladas de granos se podrían y fermentaban. El hedor era terrible y los temores de que se contaminara la playa alrededor de Salcombe mantuvieron al propietario y al Consejo Local argumentando sobre este posible problema ecológico. Todos los días enormes multitudes se reunieron para ver al “Duquesa” y los agricultores locales hicieron una fortuna cobrando a la gente el derecho a cruzar por sus tierras para una mejor visión.
 

varado en Bolt Head

Finalmente el grano se hincho tanto que empezó a romper las cubiertas, y esto pareció desvanecer los intentos de rescate. Para el 7 de junio suficiente carga en descomposición había sido retirada para permitir la instalación de bombas de gran potencia, y en cada marea alta, los remolcadores intentaron varias veces zafar el barco y llevarlo mar adentro. Finalmente, el 19 de junio el “Herzogin Cecillie” flotaba nuevamente. El ayuntamiento no autorizaba que el barco fuera remolcado a Salcombe, temiendo toda clase de enfermedades, así que al final la "Duquesa" fue varada en Starhole Bay en la boca del Estuario Kingsbridge justo a la entrada del puerto.
El "Herzogin Cecilie" remolcado
 
Desafortunadamente lo que parecía ser un fondo "seguro" de arena, ocultaba rocas las que con los temporales de julio rompieron el casco y sus mástiles pronto se desplomaron en el mar. Los restos de la nave se asentaron a una profundidad de 7 metros.
 
 
 
Fue el principio del fin. Irónicamente, si las autoridades de Salcombe le hubieran permitido entrar al puerto ya que se encontraba casi sin carga, la nave se hubiera salvado antes de que llegaran los vendavales.
El grano que salió fuera de los restos del naufragio y se deposito en las playas, no causó ningún tipo de contaminación porque las gaviotas se comieron la mayor parte de este y el resto se disperso por el agua.
 
En los meses siguientes todos los accesorios fueron despojados de los restos del naufragio, la bella figura decorativa enviada a un museo en Finlandia, y los restos vendida a un comerciante de chatarra local por la suma de £ 225 . Un triste final para una nave maravillosa.
el rival en la carrera del grano: Velero  "Pommern"
 
 
REFERENCIAS
(*) Windjammers  es un tipo de velero grande, con una gran plancha de acero que cubre su casco en casi su totalidad y fue construido para transportar carga a principios del siglo XIX y XX. Los Windjammers eran los veleros mercantes mas grandes, con entre tres y cinco grandes mástiles y velas cuadradas, lo que les daba un perfil característico.
- Wikipedia.
- La historia de la Odisea esta relatada por el señor Patricio Marambio Hurtado, en la
   Revista Liga Marítima de Chile.


 

 

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